miércoles, 4 de julio de 2012

Lo mató el gobierno

Lo mató el gobierno, fue su respuesta con gran resignación aparente y un dolor oculto que no lo dice, pero lo siente, SE SIENTE. Se ve en sus ojos, en su alma apagada y mutilada de esperanza. Ese México de hace 80 años, el que gracias a Dios y tantos que no bajaron la cabeza ante unos cuantos, no nos tocó vivir. Ese México lo sufrí en sus ojos, en su mirada distante y su voz baja, sólo compartió un recuerdo, sólo una sobremesa más, pero me dolió el alma.

“Lo mató el gobierno” esa frasecita me caló los huesos, no termina de entender “quién” era el gobierno, no tenía ni nombre, eran LOS POBRES y EL GOBIERNO. El gobierno manda, los pobres aceptan sin protestar o también “los mata el gobierno”. Ella platicaba que su tío defendió SUS TIERRAS ¡por eso lo mató el gobierno! Su papá salió corriendo, ahí dejó el arado y dejó el sustento, aún lo persiguieron, ella iba a buscarlo cuando supieron que al tío lo mató el gobierno, se encontraron todos; los hijos, el padre y el maldito gobierno, ya no los mataron, tampoco hubo pa seguir comiendo.
“Lo mató el gobierno” ¡a estas alturas, aquella niña de ya 82 años, no le queda claro que tenía derechos, ni quién era el gobierno! Le dije ¿¡abuelita!, cómo que lo mató el gobierno?
 Ya no dije más, ya ese era pasado, ya no iba a remover el dolor de aquel maldito gobierno. Creí que era pasado. Vivo un campo que es próspero, las tierras están con sus dueños, el gobierno apoya al que lucha para seguir creciendo, las familias tienen mucho más para comer, los hijos estudian y por lo tanto, creí que ¡el pueblo iba a defender al pueblo!
Otra vez ganó “el gobierno” y no tengo palabras, no te entiendo México… hay mucho dolor, hay desconcierto. Lloro por México, por el campo del que vive el pueblo, porque me quedé callada y no les recordé que “lo mató el gobierno”
¿Cómo te educo México? ¿Cómo hago para abrir tus ojos, para que defiendas tus derechos? ¿Cómo te dignifico? ¿Cómo te hago saber que vales mucho, que no tengas miedo?
Fui a educación privada aún sin tener dinero, a mi me enseñaron que no había impedimentos. No había ricos y pobres, había que luchar y conquistar los retos. A mi me enseñaron ¿Cómo le enseño a México?
Me duele el alma, no sé hasta cuándo seguirá doliendo. El llanto no ayuda, pero no puedo contenerlo. Hace falta el coraje para seguir luchando, para que el miedo no paralice, para no aceptar que a nuestros sueños “los mató el gobierno”.

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